Mercado, consumo y soberanía: entre ciruelas españolas, aguarás y choclos de la zona

General 21 de octubre de 2021 Redacción RMM Redacción RMM

Bolsa ecológica bajo el brazo, entro a la verdulería de la rotonda.
-Buen día; buen día… naranjas de la zona para jugo (me cansé de tirar las lustradísimas entrerrianas de ombligo, por secas) una docena…; choclos, una docena…  ¿las ciruelas a cuánto están?
-buen día… ¿el kilo? 
-Si… ¿cuánto está?
-950 (N O V E C I E N T O S  C I N C U E N T A)
-Perdón… no entendí…  ¿Cuánto me dijo?
-950. (N O V E C I E N T O S  C I N C U E N T A) Vienen de España
-¿950? ¿de España…?
-En realidad vienen de España, pero pasan por Chile, después a Brasil y de ahí vienen para acá.
-No… deben venir de Mendoza; que se yo, San Juan… ¿de España…?
-De España, algo parecido al kiwi, que viene de Italia… 
Lo del kiwi no me atrajo tanto, porque a pesar de reconocer que tiene la fama de ser una de las frutas más completas nutritivamente hablando, entre el verduzco de su color, lo chispeante de sus semillas -y lo peludita de su piel- nunca me llevé demasiado bien con él. Volví a poner mi atención en las ciruelas y recordar mi constipación crónica. Así nace este breve informe acerca de la “Prunus doméstica” o bien, la “Reina Claudia Verde”, dos de las variedades de ciruelas españolas más difundidas en el mundo. Y su valor de mercado.
Seguramente imaginarán a la sobrevalorada –aunque jugosa, dulzona y morada- ciruela partiendo del aeropuerto de Barajas en vuelo charter a Iguazú, y de ahí en servicio privado a Eldorado. Nada menos cierto. Aunque si podemos visualizarla zarpando en un cargamento desde cualquiera de los puertos españoles con mayor tráfico: Bahía de Algeciras, Valencia, Barcelona, Cartagena, Huelva o Bilbao.
La mentada ciruela se cultiva en pequeñas y medianas parcelas, de entre 15 a 20 hectáreas promedio en las regiones de Zurbarán, Andalucía y Extremadura; y como ocurre con todas las profesiones, exige cierto esfuerzo y hasta más de un sacrificio para obtener su preciado formato, tamaño y sabroso gusto. Es que la dependencia del clima -cada vez más cambiante, y el subibaja de los precios contrastan a la rigurosa dedicación que demanda su cultivo anual. 
Y por casa, ¿cómo andamos, maestra ciruela…?
Si bien la importación de ciruelas españolas se mantiene vivita, coleando –y excluyente- Argentina paradójicamente aumentó en los últimos años las exportaciones de ciruela mendocina a Estados Unidos, Brasil, Rusia y Emiratos Árabes, según se desprende de un informe de la Fundación ProMendoza. Este mismo documento asegura que casi 30 millones de kilogramos de ciruela -con y sin carozo, viajaron desde nuestro país para convertirse en un postre cotizado o bien ser industrializadas en los mercados demandantes de este producto al natural, y a un muy buen precio pagado al productor. Con el ánimo de comprender el fenómeno español  de la ciruela –y compararlo con el argento- la exportación del país ibérico hasta mediados de 2021 se situó en más de 90.000 toneladas por un valor de 106,5 millones de euros, triplicando largamente lo obtenido por la ciruela “celeste y blanca” en cantidad e ingresos.  
Podría seguir la historia, pero se trata solo de ciruelas. Preferí cargar las naranjas, los choclos, un paquetito de lino y volver a casa. Con unas horas de remojo -y en un buen licuado, la constipación se iría por los caños. 
En definitiva, creo que la sabia reflexión sobre quién necesita comerse una ciruela con más de 12.000 kilómetros de viaje, venida apretujada en un container con electrónica taiwanesa y refugiados somalíes, me recordó al amigo aguará guazú mirando de soslayo a la yacutinga somnolienta en la copa del palo rosa.

Pedro Krulewesky - Periodista

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