Crimen de Evelyn: “Él la odiaba, no sé por qué estaban juntos”

General 09 de marzo de 2022 Redacción RMM Redacción RMM

Patricia Villalba, madre de la víctima, brindó un desgarrador testimonio en el primer día de juicio. Describió escenas de violencia por parte del acusado, Ramón Da Silva.

Los últimos meses de Evelyn Rojas (26) fueron de una violencia extrema, a la que asistieron sus familiares casi sin poder hacer nada. Golpizas que terminaban en internación, maltrato psicológico, alcoholismo e incluso el robo a mano del acusado de su muerte, Ramón Da Silva, de sus pertenencias, el dinero que ganaba trabajando en la calle o de las cosas que le compraba su madre.

Todo esto quedó dolorosamente asentado ayer, en el primer día del juicio por su brutal crimen, descubierto en octubre del 2016 en una estación de servicios abandonada de Posadas. Se trata de un debate histórico para Misiones, ya que es la primera vez que se juzga bajo la caratula de femicidio el asesinato de una mujer trans en la provincia.

De todas formas, con el correr de los días la querella comandada por la letrada Florencia González, buscará probar que se trató de un “crimen de odio”, enmarcado en el inciso 4 del artículo 80 del Código Penal de la Nación. Es decir, un transfemicidio o travesticidio.

 Ambas carátulas prevén la pena de prisión perpetua.

 
El debate oral y público se inició en la pequeña sala del Tribunal Penal Uno, ubicada sobre la calle La Rioja del microcentro posadeño, y estuvo presidido por los jueces Viviana Cukla -presidenta-, Ángel Dejesús Cardozo y Marcela Leiva. Además, Martín Rau representa al Ministerio Público Fiscal y Mario Ramírez es el defensor oficial del Juzgado de Instrucción Tres, que vela por los intereses del acusado.

Da Silva llegó en un móvil del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) y se mantuvo todo el tiempo con la cabeza gacha, casi ajeno a lo que pasaba a su alrededor. El debate inició a cerca de las 8.45 y él escuchó las casi tres horas de la lectura de elevación a juicio por parte de la fiscalía y la querella -también se leyó la oposición de la defensa-, viendo al piso.

 Luego se sentó en el banquillo de los acusados y, con dificultades, respondió las preguntas de rigor por parte del Tribunal. Cuándo tuvo la posibilidad de dar su versión de los hechos, decidió abstenerse a declarar y poco tiempo después fue trasladado a su celda nuevamente. Es que mediante su defensor pidió no estar en las audiencias, algo que fue aceptado por los jueces.

 
Dolor de madre

 
El testimonio más relevante de la jornada fue el de Patricia Villalba, madre de Evelyn, quien al mediodía se sentó estoica frente a los funcionarios, micrófonos y pantallas. Villalba pudo hablar pese a sus temblores, sollozos y la pena que se hizo carne desde su pecho. Por momentos se tomó la cara, se agarró las manos para no temblar al beber agua y respiró profundo. Pese al temor de los presentes, quienes le decían que podía tomarse un descanso, nunca se detuvo. 

 “Evelyn de muy chiquita era una nena. Siempre me manifestó que era una nena”, empezó diciendo sobre la infancia de su hija. Expresó que en su casa siempre la llamaron así, la acompañaron y mimaron, pero que Evelyn -nombre que adoptó cuando se fue de su casa- siempre fue excluida por cómo se percibía.

 Es por eso, dijo, que nunca terminó la escuela. Sus compañeros le hacían bullying y pese a que ella le decía que se iba a acabar, le cambiaba de colegio y la alentaba a que siga, el acoso nunca cesó. Por esa misma exclusión “no pudo trabajar ni de doméstica”, debido a que no la querían contratar cuando quiso emprender limpiando casas a los 14 años.

 Detalló que se fue de su casa a los 17 años y que pronto empezó a prostituirse debido a que quería tener su propio dinero sin querer representar una carga para su madre. Evelyn era una persona coqueta, que invertía en ropa, brillos, uñas, cremas y “adoraba” su pelo largo.

 Su familia, declaró la testigo, logró que vuelva a su casa, donde tenía una pieza para ella detrás del terreno. Allí se instaló con una pareja, Enrique, con quien convivió por varios años hasta que este fue detenido. La relación siguió con él privado de su libertad, pero finalmente Evelyn empezó a frecuentar a Da Silva, conocido por los apodos Ramoncito, Polaquito o Junior.

“Es muy feo recordar todo, pero tanto para contar de las pocos meses que estuvo en mi casa. Esa pieza era un caos”, relató sobre la entonces nueva relación. “Lo conoció a Junior y empezó a tomar más que nunca, volvió a la calle y volvía toda golpeada en todo el cuerpo”, puntualizó.

A sabiendas de que Ramoncito era el agresor, la mamá de Evelyn le ofreció dinero para que “la cuide y no la lastimen”, pero Da Silva “agarraba la plata y le seguía pegando”. También contó que el violento vendió varias de sus pertenencias y que la maltrataba con frases como “no sabés ni coger, puta de mierda, no servís para nada”, o le recriminaba que se vista como mujer si era un hombre.

La violencia física luego empezó también en la casa. Entre lágrimas contó que el acusado la arrastraba por el suelo, que una vez le hincó una bombilla en el ojo y en otra oportunidad tuvieron que llamar a la ambulancia porque había perdido un pedazo de lengua. Las sesiones de tortura fueron tales que, aseguran los familiares, a causa de eso Evelyn empezó a tener convulsiones que nunca fueron tratadas debidamente.

Villalba señaló que muchas veces intentó intervenir y denunciar estas situaciones, pero Evelyn no lo permitía y la Policía le decía que era la víctima quien debía reportarlo. También expresó que su hija cada vez empezó a alejarse más de su casa y que la veía sucia y descuidada.

Recordó el día que la buscaron para decirle que le habían matado y, por medio del testimonio de su hija, reconstruyó que estaba hecha “un monstruo” por los golpes en su cara. “Le habían cortado el pelo, que es lo que ella más quería. Le quitaron la vida a mi hija por ser una nena”, exclamó.

Soledad Belén, hermana de Evelyn, fue coincidente con el testimonio de su madre al señalar que la víctima era “la reina de la casa, todo para nosotros hasta que conoció a este hombre. La golpeaba y no podíamos hacer nada, era un infierno nuestra casa”, expresó.

“Él odiaba a mi hermana, no le aceptaba y por eso yo no entendía porque estaba con ella, no podía entender. En todo momento le decía ‘por qué te comportás así si sos un hombre” remarcó. Al respecto también señaló como algo revelador que le hayan cortado el pelo a su hermana al momento de su asesinato.

 
Efectivos

 
Además de las dos familiares, también declaró el médico policial  Ricardo Gaudencio y uno de los efectivos de la Comisaría Primera que primero intervino en el hecho. El médico policial dio detalles de cómo estableció la hora de muerte y expresó que al ver a la víctima se dieron cuenta que fue “agredida brutalmente”.

“Tenía traumatismo de todo tipo, el cuerpo estaba golpeado severamente.  Quedamos sorprendidos en la escena por la forma que había quedado esta persona”, remarcó e incluso -dijo- en ese momento pensó que el crimen podría haber sido cometido por más de una persona.

Al respecto, el oficial Juan Carlos Tainski señaló que por las marcas de la escena la golpiza habría ocurrido en el sector de baños del predio ubicado en la esquina de las avenidas Uruguay y Buchardo. Evelyn murió, según la autopsia, por un traumatismo de cráneo gravísimo, con rotura de la base del cráneo y un traumatismo maxilofacial.

El debate va a continuar hoy a partir de las 8 y se espera que se escuche el testimonio más importante del debate: Ignacia Galeano Ruiz Díaz fue quien encontró a la víctima muerta cuando le fue a llevar comida el 27 de octubre del 2017, pero además fue quien expresó que la noche anterior vio a Evelyn junto al imputado e incluso los siguió hasta que ingresaron a las escena del crimen.

La mujer debía comparecer en la víspera, pero no se hizo presente. Las partes coincidieron en la importancia de que se la busque y eso se hizo durante toda la mañana. (El Territorio)

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