Afirman que serán constantes las repentinas crecidas y bajantes de ríos

Provinciales 11 de mayo de 2022 Redacción RMM Redacción RMM

Desde el INA señalan que los escenarios de volatilidad se deben a la inestabilidad meteorológica, las lluvias por encima de lo normal y por efecto del cambio climático.

Luego de un marzo y abril con lluvias por encima de lo normal en Misiones, las cuencas de los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay avanzan con una tendencia a la normalización luego de un escenario de pronunciada bajante que afectó a la región en los últimos dos años, como consecuencia del fenómeno de La Niña.

En este sentido, desde el Instituto Nacional del Agua (INA) reconocen que el río Paraná avanza en una paulatina recuperación, sobre todo en el tramo que comprende Puerto Iguazú y Posadas, aunque proyectan que el restablecimiento total se daría hacia la mitad de la primavera, cuando se esperen mayores lluvias.

Sin embargo, la inestabilidad meteorológica, el registro de precipitaciones por encima de lo normal y el cambio climático genera preocupación. Por ello, desde el INA advierten por escenarios más frecuentes de bajantes de los caudales de los ríos y también de repuntes significativos en las alturas, como ocurrió días atrás en el río Uruguay, que registró un notable crecimiento y generó alerta en las costas limítrofes entre Misiones y Brasil.

Sobre este punto Juan Borus, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del INA, advirtió que “nos tenemos que acostumbrar a este escenario por la variabilidad climática que tenemos. Si seguimos las tendencias expuestas por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (conocido por el acrónimo en inglés IPCC), se habla de las variables y tenemos que pensar que lo más frecuente es que tengamos bajantes, pero entre bajantes y bajantes tendremos repuntes significativos. Parece difícil, pero nos tendremos que acostumbrar a la variabilidad en la altura de los ríos”.

Los cambios en las alturas serán moneda corriente. Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe fueron testigos de la bajante del río, que mermó de manera estrepitosa en el tercer trimestre del 2021, en medio de un período de déficit del 40% en las precipitaciones en toda la cuenca.

Actualmente, los reportes que elaboran diariamente desde el INA reconocen que habrá una tendencia a la normalización en la altura de los ríos, aunque a un ritmo lento pero sostenido. “La perspectiva al 31 de julio de 2022 no permite esperar un rápido retorno a la normalidad, con probabilidad de extenderse durante el invierno. Durante el último mes se observó una recuperación en los valores mínimos semanales de caudal y nivel, asociado a la recarga de los almacenamientos en las áreas fuente (Alto Paraguay, Alto Paraná)”, detallaron al respecto. Por ello, Borus señaló que la recuperación no será tan repentina.

Si bien para lo que resta de mayo y junio se habla sobre una continuidad del déficit hídrico por la incidencia de La Niña, Borus señala que si se registra la misma cantidad de lluvias que hubo entre marzo y abril, puede registrarse un escenario de crecida volátil del Paraná. “Para que haya una crecida igual a la que ocurrió con el Uruguay tendría que haber un ingreso de 18.000 metros cúbicos. Si llueve esa cantidad en el tramo del Paraná entre Iguazú y Posadas, habrá un importante caudal entrante de agua que impactará en el río”, mencionó.

Asimismo, destacó que en el último mes mejoró el caudal de agua en el Paraná en Misiones, que ubica en una situación completamente distinta a la que viven otras provincias, donde la altura aún oscila entre uno y dos metros.

“Se sigue con un escenario de dificultad e incertidumbre, el clima en los próximos tres meses seguirá siendo clave. Pero si se siguen registrando lluvias en la región de la cuenca donde incide e impacta en un crecimiento rápido, como ocurre en Misiones, también en la cuenca de Itaipú cerca a Iguazú y en la cuenca alta del río Uruguay, se podrá vivir un escenario de crecida repentina”, precisó.

Capítulo aparte fue respecto de la situación del río Uruguay. En este punto, Borus señaló que “en enero, los caudales del río fueron de los más bajos de los últimos años y estuvieron en el borde de las marcas históricas de bajante en 120 años de registro. Pero las lluvias en la cuenca media a la altura de Brasil incidieron en la creciente, sobre todo porque la cuenca misionero-brasileño es la zona donde por la estacionalidad indefinida que tiene, es donde más se acumula el agua y el crecimiento es repentino”. Precisó que en los últimos días hubo un ingreso de 13.000 metros cúbicos, cuando el promedio es de 7.000 metros cúbicos.

Por ello, insistió en la definición de la variabilidad de los ríos, de crecidas repentinas como se registró hace poco, y con bajantes pronunciadas como ocurrió hace dos años atrás.

“Hoy por hoy el río está dentro de los valores normales, con una condición dentro de todo estable. En 2020 hubo una situación donde se veían los efectos de una sequía generalizada en toda la cuenca. Ahora los signos de la sequía persisten en otras zonas, sobre todo en la cuenca Sur del río, pero se tiende a una normalización”, afirmó.

Sin embargo, el subgerente del INA advirtió sobre los efectos que provoca esta situación en la cuenca de los ríos. Por un lado, por la fauna ictícola ya que la bajante del río Paraná se dio en medio de un contexto de cría y desarrollo de peces. Por otro, por la reconfiguración del mapa hídrico “ya que con la bajante, el cauce de los ríos no es el mismo, por lo que los cursos de agua pueden tener menor ancho que antes de la bajante. Esa situación no se verá tanto en Misiones, pero sí en otras zonas donde la bajante fue mayor, por lo que los mapas hidrológicos serán diferentes”.

Esta medición, según adelantó, se realizará en los próximos meses, a la par del seguimiento hidrológico que se realiza sobre los ríos en medio de la crisis hídrica que arrancó hace dos años atrás. (El Territorio)

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