Doña Dorba, la partera que ayudó a nacer a más de 3 mil niños en Andresito

Provinciales 28 de noviembre de 2022 Redaccion RMM Redaccion RMM

La “abuela sanadora” es parte de la historia del pueblo. En una época en que no había médicos atendió a miles de mujeres. Inició el oficio que aprendió de su abuela en Brasil. No cobraba por sus servicios.

Por Fabian Bautista

Dorbalina Díaz o “doña Dorba”, vivió en paraje Caburé-í 1 en Comandante Andresito, desde que llegó en 1955 hasta el 28 de febrero de 2012 cuando falleció. Aunque las nuevas generaciones del lugar desconocen su historia, ella fue la partera que ayudó a más de 3 mil mujeres a dar a luz.

Había nacido en Carazinho, estado de Río Grande do Sul, Brasil. Cuando se nacionalizó, la registraron con fecha de nacimiento del 12 de diciembre de 1920, pero sus hijos afirman que en realidad nació en 1915. Según ese dato, al morir tendría 97 años. Ya casada con Adolfo Bardén y con 4 hijos vino a vivir a nuestro país, primero en el paraje Tres Marías. De ahí, se mudaron a Cabure-í, lugar en el que vivió hasta su muerte. 

Cabe recordar que la Unidad de Salud Almirante Brown (USAB) de Comandante Andresito empezó a funcionar con atención médica a comienzos de la década de 1980. Cabure-í existió mucho antes que eso y solo contaba con un enfermero, Tito Segovia, por lo que “Doña Dorba” era solicitada con frecuencia en toda la zona. 

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Braulio Ramón Toledo “Caraícho” (falleció en 2015) era un funcionario del Banco Macro, músico y amante de la cultura y costumbres del lugar. Entrevistó a doña Dorba para la revista “Huellas de Frontera” de la Subsecretaría de Cultura de Misiones.

En ese entonces, la partera contó: “Cuando llegamos a Cabure-í lo único que estaba era la maderera de “Don Pancho Queiroz”, en la que mi marido fue contratado. Para ayudar con el sostén de la familia yo hacía pan casero en un horno de barro al que llamábamos “tatacuá” y lavaba ropa de los demás empleados en el arroyo, golpeándolas con unas paletas sobre una tabla”.

Según su testimonio “los doctores Enrique Schmidt y Marta Schwartz de Iguazú (en ese entonces Puerto Aguirre) le autorizaron de palabra a realizar los partos, ya que en el lugar no habían profesionales (salvo un enfermero, Tito Segovia)”. Incluso esos médicos le ofrecieron llevarla a trabajar en el hospital de esa localidad, pero ella lo rechazó porque no quería distanciarse de su familia.

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La partera relató que “al principio anotaba a los chicos que nacían conmigo; completé más de tres cuadernos: Según los cálculos del doctor Schmidt, el número de niños que ayudé a nacer superó a los 2 mil en el transcurso de 25 años, porque a veces atendía hasta tres partos al días”. 

Sin embargo, Dorbalina, tal como cuentan sus hijos, había sido partera desde los 15 años, oficio que aprendió de su abuela. Además, después de la estadística del doctor, siguió asistiendo a nacimientos. Lamentablemente sus cuadernos se extraviaron, pero sus descendientes y coterráneos afirman que fácilmente superó los 3 mil partos atendidos.

Además de partera, doña Dorba era “sanadora, nunca jamás partera”, tal como lo plasmó Caraícho en un recitado que la homenajea. 

Los hijos de doña Dorba


En total, Dorbalina fue mamá de 8 hijos, sin contar los 5 embarazos que perdió. Le quedaron todavía energías para criar a Alicia (38), a quien ayudó a nacer y adoptó luego de que su madre biológica la rechazara. 

 Alicia, así como Noraliza, Perci y Carlos siguen viviendo en Cabure-í. Los demás ya fallecieron o viven en otros lugares.

Perci (72) fue uno de los hijos que nació en Brasil. Cuenta que acompañaba a su madre “por las picadas para atender los partos, a la luz del día o en plena oscuridad”. Después los padres anotaban a los chicos en el registro donde trabajaba Rogelio Galarza, el juez del lugar”.

Carlos (66) recuerda que a su madre en ocasiones la buscaban en camioneta de algún paraje distante, como Piñalito. Después de atender el parto ella volvía caminando: “Nunca cobró nada por su servicio. A veces la gente le daba una gallina o un poco de dinero”.  

Noraliza Noemí “Nena” (60) dijo que su madre no sabía leer, así que las mismas personas atendidas o alguien de la familia registraba los nacimientos. Afirmó que para su mamá “no había tiempo bueno o malo para salir a atender un parto, podría estar cayendo granizo, igual se iba. A veces llevaba una muda de ropa extra por si el alumbramiento se demoraba. Eso, y su infaltable cigarro de chala de maíz y tabaco negro era todo su equipaje”.

El último parto


Cientos de familias de Andresito y alrededores recurrieron a Dorbalina. Marina Borges Flores fue una de ellas. Vivían cerca de Deseado y para tener a Irineo de Godoy mandó a llamar a “la abuela”. De eso, ya hace casi 50 años.

El 04 de marzo de 2014 nació Viviana Iaborsrki, hija de Nélida Almirón, nieta de Albertina Bardén y bisnieta de doña Dorba. La abuela, con su pierna quebrada fue llevada en andas y coronó con ese parto una muy larga historia como partera. 

Ciudadana ilustre


A fines del año 2010 el Concejo Deliberante de Andresito emitió la Declaración 08/2010, considerando que “La señora Dorbalina Díaz, asistió como partera a centenares  de madres que dieron a luz a niños; estos en su mayoría hoy ciudadanos de nuestro municipio y que, es merecedora, en vida, de una distinción por tan noble tarea” por ello el artículo 1° de dicho texto la declara “ciudadana ilustre”.

El día que le entregaron la declaración, la escuela 436 del paraje donde vivió, la homenajeó con una placa que se encuentra en su escenario cultural.

Último deseo


Nélida Almirón es hija de Albertina Bardén y de otro personaje célebre de la zona, “Antonio Mentira”.   Poco antes de su partida, la “abuela Dorba” le dio a ella instrucciones precisas respecto a su muerte: “Quería ser enterrada en el cementerio de Andresito y que su velatorio se realice en la capilla de Cabure-í. Pero había algo más, debería ser Alberto Becker “Maniño” que abriera la puerta para recibir su cuerpo”. Un reconocimiento a un vecino que muchas veces la llevó en camioneta a asistir a los partos y a quien incluso quiso enseñar su oficio, aunque éste lo rechazara.

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