Se cumplieron seis años de la tragedia de misioneros en Brasil

En la jornada de ayer se cumplieron seis años de la tragedia de los egresados secundarios de la provincia de Misiones en Brasil. Entonces, dos jóvenes y una coordinadora fallecieron a causa de un despiste camino a Balneario Camboriú.

El hecho ocurrió en horas de la madrugada. El colectivo de doble piso que había partido con un contingente de estudiantes de distintos puntos de la provincia y volcó sobre la ruta BR-285, cerca del acceso a la localidad de Caibaté, entre San Luiz Gonzaga y Santo Ángelo.

Las víctimas mortales fueron las obereñas Rocío Martínez (18) y Luana Centurión (18), egresadas de la escuela técnica, además de Agustina Szczerbaty (20), coordinadora de la empresa de viajes Tabay Tours, agencia que a su vez había contratado a la empresa Río Uruguay el colectivo con el que partió el contingente estudiantil.

En total -incluidos los choferes-, en el micro viajaban 67 personas.

 
Además de los quince obereños, habían 44 posadeños: ocho alumnos del Janssen, nueve de la Comercio 6, siete del CEP 4, siete del Instituto José Manuel Estrada, nueve del Combate de Mbororé y cuatro de la Comercio 8.

 
De Wanda, en tanto, fueron dos chicas, mientras que una de Puerto Piray se embarcó sin compañeros.

 
Había dos choferes que se turnaban el volante y tres coordinadores. Según se reveló entonces, ningún coordinador tenía lugar donde sentarse. Al momento del impacto, uno de ellos estaba en la cabina con el conductor y los otros dos arriba.

 
Las consecuencias de esa luctuosa noche aún conviven con los sobrevivientes, algunos por el simple hecho de atravesar los peores momento de su vida y otros con secuelas físicas que los marcarán para siempre, como la de dos jóvenes que sufrieron la amputación traumática de sus miembros.

 
Tres de ellos estuvieron internados en grave estado en clínicas del vecinos país hasta que se los trasladó en el helicóptero de la provincia al aeropuerto de Posadas.

 
Se trata de Matías Noguera (18), quien sufrió la amputación de un brazo, y Agustina Rolón (18), a quien también le fue amputada la mano derecha, desde el antebrazo.

 
Ana Paula Batirola entonces quedó internada en el sector de traumatología.

 
Los motivos que derivaron en el despiste de la unidad fueron desde un principio el punto de conflicto entre los ocupantes de ese micro y la empresa de colectivos.

 
El principal señalado fue el conductor de la unidad, quien entonces tenía 30 años de edad. Los estudiantes lo acusaron de haberse dormido al volante y de manejar excedido de velocidad, lo que desde la empresa fue negado inmediatamente.

 
El profesional al volante en su momento se abstuvo de declarar, pero fue imputado por el delito de “homicidio culposo múltiple”, según la información recolectada por este medio en esa oportunidad.

 
Estuvo algunas horas detenido hasta que se determinó la libertad condicional del juez que asumió la causa y volvió inmediatamente a la provincia.

 
La Justicia en el vecino país suele ser muy hermética con los procesos judiciales, incluso en el intercambio de informaciones con las fuerzas policiales o sus pares, algo que en este hecho siempre se confirmó.

 
Lo que se sabe con seguridad es que no hubo una sentencia por la causa penal, lo que significa es que no hubo una respuesta para las víctimas.