Cayó de un quinto piso, pasó un mes en coma y despertó: la impactante historia de fe detrás de su inesperada recuperación

Pais 17 de mayo de 2023 Redacción RMM Redacción RMM

Guadalupe llevaba varios días llorando en el hospital. Sofía, su hija de 21 años, estaba hace un mes en terapia intensiva tras el brutal intento de femicidio a manos de su novio Facundo Lemos, que la arrojó desde un quinto piso. La vida de la joven dependía de un milagro, y fue entonces que se cruzó con la monja María Inés.

 
"Estaba en el sector de terapia intensiva, miro hacia el pasillo, no veo a nadie y me voy a lavar las manos. En ese momento siento que alguien me agarra el brazo", contó Guadalupe a Telefe Noticias sobre aquel momento en que su vida y la de su hija cambiaron para siempre.

"Vi a Guadalupe llorando, la vi muy triste, angustiada y no me pude quedar indiferente", recordó María Inés sobre ese instante en que decidió actuar. Sacó una estampita de la Madre Clelia Merloni, venerada como beata por la Iglesia.

Pero no se trataba de una simple imagen, ya que contaba con un detalle autenticado por el Vaticano: "Se le llama reliquia porque tiene algo que perteneció al santo o beato. Esa estampita lleva un pedacito de tela que tocó el cuerpo de la Madre Clelia, ella falleció hace 93 años y su cuerpo está intacto", describió la religiosa. Y añadió: "Ella siempre decía, confíen en el corazón de Jesús y si es necesario ustedes verán milagros".

Solas en aquel frío pasillo de terapia intensiva del hospital, Guadalupe y María Inés le rezaron juntas a la madre. "Yo no creía que iba a servir para nada, la verdad. Pero estaba desesperada e hice todo con la esperanza de que mi hija deje de estar como estaba, porque todos los días me decían que me haga la idea de que podía no sobrevivir la noche, la tarde la mañana".

Apenas pasó una hora desde ese instante de oración y las cosas empezaron a cambiar. "Ella empezó a tener signos vitales estables, por primera vez desde que estaba internada. Todo empezó a mejorar desde ahí y no paró hasta despertó y tuvo el alta", explica Guadalupe, que nunca fue cercana a las cuestiones religiosas.

Sin embargo, el impacto de lo que veía la llevó a sentir que allí había pasado algo: "Incluso pensábamos que ella estaba toda quebrada y su cuerpo estaba mucho mejor: certificaron que no tenía las piernas, ni los pies quebrados". 

"Fue todo muy raro", confiesa hoy cuando le preguntan si fue una simple casualidad o si esa noche en el hospital pasó algo más. "Me estaban diciendo todos los días que se moría y ella de golpe se recuperó. No fue solo un milagro porque ella se salvó y además, estaba mucho mejor físicamente de lo que creíamos que estaba".

"A veces uno no cree en nada y te pasan cosas que te hacen abrir un poco más el ojo y encontrar fe donde no creíste que había". (Telefe)

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