
El Materno habilita visitas de hermanos a Neonatología para fortalecer vínculos: cómo funciona el protocolo
El procedimiento tiene tres momentos. El primero es un encuentro previo, donde el equipo se presenta y prepara al niño con recursos lúdicos.
Cada jueves por la mañana, la unidad de Terapia Neonatal del Hospital Materno -ubicado en el Parque de la Salud de Misiones- ofrece la visita de hermanos y hermanas mayores a los bebés internados. Lejos de ser un simple ingreso controlado, se trata de una experiencia cuidadosamente preparada que busca sostener el vínculo familiar, acompañar el desarrollo emocional de los niños y humanizar un espacio que suele estar marcado por la preocupación y la incertidumbre.
Según explicó María Beatriz Dedieu a Canal Doce, jefa de la Unidad de Terapia de Neonatología, estas visitas son programadas con anticipación y requieren que el niño visitante se encuentre en buen estado de salud. Además, que esté acompañado por un adulto y que el equipo evalúe la condición clínica del bebé. “Pese a esa cautela, la prioridad es garantizar el encuentro”, agregó.
El contacto inmediato con la familia
Dedieu remarcó que la gravedad del bebé “no impide que los hermanitos puedan venir”, aunque sí puede limitar ciertas acciones, como alzarlo. De todos modos, aclara que incluso en situaciones complejas, “los pueden ver, tocar y hablarles”, y que estos pequeños gestos tienen un impacto profundo tanto en los niños como en los padres.
Destacó que el momento de la visita “les da identidad a este hermanito que se viene conociendo desde la panza”. Muchas veces, el nacimiento coincide con un cuadro clínico que impide el contacto inmediato con la familia. Por eso, permitir que los hermanos entren en la Neo resulta, para las familias, un alivio y también una oportunidad.
Según señala, la reacción es visible: “Los tranquiliza ver que sus otros hijos pueden participar de los cuidados, que pueden conocerlo y tocarlo”. Con la preparación del equipo, incluso los chicos que llegan con angustia inicialmente logran sentirse acompañados, y en la mayoría de los casos “terminan queriendo repetir la experiencia”.
Neonatología, un espacio de acompañamiento
El dispositivo que hace posible estas visitas está coordinado por el Servicio de Salud Mental. Su jefe, Juan Pablo Britez, explica que comenzó a implementarse en julio de 2025 y que se trata de un trabajo interdisciplinario que involucra a psicólogos, médicos y enfermeros. El objetivo principal es brindar contención y facilitar un encuentro emocionalmente significativo para toda la familia. “Buscamos que esta experiencia pueda ser procesada por el niño, adaptada a sus etapas evolutivas”, señala.
El procedimiento tiene tres momentos. El primero es un encuentro previo, donde el equipo se presenta y prepara al niño con recursos lúdicos. Britez detalla que “se utiliza una incubadora de simulación para mostrar qué van a ver”, y también se conversa sobre el nacimiento del bebé y lo que el hermano ya sabe. Esta instancia reduce temores y anticipa lo que ocurrirá en la sala.
Luego llega el segundo tiempo: la visita propiamente dicha. Allí se promueve el contacto respetuoso y seguro, siempre acorde al estado de salud del bebé. El equipo acompaña a la familia para que puedan hablarle, tocarlo e incluso alzarlo cuando es posible. Para los profesionales, presenciar ese encuentro es un privilegio.
Britez lo define como “un espacio hermoso, donde mamá, papá e hijos se encuentran y se conocen”, algo que normalmente ocurre de manera íntima en el hogar, pero que en neonatología se vuelve parte del proceso de cuidado.
El tercer tiempo consiste en un cierre, donde se ofrecen actividades como dibujos o juegos que permiten elaborar lo vivido. Así, el niño se va con una experiencia integradora y positiva, y con la posibilidad de volver si la familia lo desea.
La apertura a las visitas de hermanos mayores no solo acerca a las familias a un momento que, muchas veces, queda atravesado por la distancia y la incertidumbre, sino que también transforma el entorno hospitalario en un espacio más humano y contenedor. Con un protocolo pensado para acompañar cada etapa, el Materno logra que estos encuentros sean significativos, respetuosos y emocionalmente reparadores, fortaleciendo vínculos que acompañarán al bebé y a su familia mucho más allá de la internación.