El mundo convierte a Rusia en una isla financiera: qué ocurre cuando se excluye a un país de los mercados

Mundo 02 de marzo de 2022 Redacción RMM Redacción RMM

Pocas veces el mundo desarrollado ha mostrado tanta unidad y coordinación para aislar a una economía. La misión no es tarea fácil, puesto que Rusia es un país que posee vastos recursos naturales y uno de los ejércitos más potentes del mundo. Sin embargo, las sanciones de Occidente pueden terminar convirtiendo a Rusia en una 'isla' gigante (económica y financieramente) que tendrá que lidiar con unos costes de financiación mucho más altos, inestabilidad financiera, inflación, una potente recesión a corto plazo y con un crecimiento mediocre en el largo.

 Rusia se ha convertido en un mercado extenso en el que los inversores internacionales no pueden invertir, una suerte de 'isla' gigante que tendrá que sobrevivir a una especie de autarquía financiera y económica modernas. "El ataque militar de Moscú en Ucrania ha puesto fin a la inversión financiera internacional en Rusia", asegura Christopher Granville, director gerente de EMEA e investigación política global de TS Lombard en Londres.

La situación que va a vivir Rusia supondrá un experimento a gran escala, similar a los modelos que se muestran en los libros de macroeconomía para explicar a los estudiantes cómo funciona el ahorro y la inversión en una economía cerrada (si no existieran más países en el mundo). Rusia se convertirá en una economía en la que no pueden entrar ni salir flujos de capitales y en la que la posibilidad de importar y exportar bienes y servicios estará muy limitada, sobre todo si las sanciones siguen ganando en intensidad.

El país está quedando rápidamente aislado económica y socialmente del mundo occidental. Muchas empresas decidieron poner fin a las asociaciones anteriores con las empresas rusas, incluidos los gigantes del petróleo BP, Shell y la noruega Equinor. Revelador es, en este punto, que la empresa homónima del mediático gasoducto Nord Stream 2, registrada en suiza y propiedad del gigante Gazprom, ha declarado este miércoles su insolvencia. A corto plazo el pellizco sobre el PIB puede ser doloroso, pero a largo plazo el golpe puede dejar a Rusia más cerca de un país subdesarrollado que de formar parte de las naciones ricas del globo. "Rusia se ha vuelto no solo inservible para el capital nuevo, sino que atrapará el capital extranjero que ya estaba invertido en Rusia", asegura Hasnain Malik, estratega de Tellimer en Dubai, en declaraciones a Bloomberg.

Un ejemplo de este aislamiento lo da Suiza, tradicionalmente neutral y que en esta ocasión se ha posicionado con EEUU y las potencias europeas. El país anunció el lunes que adoptará todas las sanciones que la UE ha impuesto a personas y empresas rusas y congelará sus activos para penalizar a Rusia por la invasión de Ucrania. "Esto supone una fuerte desviación de la arraigada tradición de neutralidad del país. Las sanciones suizas fueron seguidas de cerca, ya que casi el 80% del comercio de materias primas de Rusia pasa por Suiza y los depósitos rusos en instituciones financieras suizas ascendieron al equivalente de casi 11.000 millones de dólares en el tercer trimestre de 2021", señalan en su boletín diario los economistas de Danske Bank.

Debacle en los mercados

Por ahora se han podido ver drásticos movimientos en los mercados que dejan entrever cuál puede ser el impacto de la batería de sanciones impuestas por Occidente. El índice bursátil RTS -el de referencia en dólares del mercados de valores ruso- se deja más de un 30% en el último mes y más de un 40% en lo transcurrido de 2022. La bolsa rusa ha tenido que cerrar varias jornadas para no hacer mayor la 'sangría'. Los fondos de renta variable con mayor exposición a Rusia han caído un 23% de media la semana pasada, según datos recopilados por Bloomberg. MSCI sopesa eliminar a los valores rusos de sus índices.

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Los bonos se han desplomado (y los intereses han subido con intensidad) a medida que los inversores pierden la confianza en las finanzas de un país que tendrá que sostener casi toda su inversión con el ahorro nacional, una tarea muy compleja en un mundo globalizado que disparará los costes de financiación para todos los agentes del país, también para el Gobierno, que ha visto como el interés del bono a 10 años se dispara en pocos días del 9 al 12,8%.

Los seguros de impago de la deuda rusa se han disparado a cinco días de la invasión de sus tropas en Ucrania. En estos momentos, los CDS (o credit default swaps por sus siglas en inglés) que cubren la posible quiebra del país apuntan a una posibilidad mayor del 50% de que el país no pueda pagar su deuda y quiebre. Todo pese a que Rusia lleva incrementando sus reservas de divisas desde 2014 (ahora parcialmente inservibles), cuando se anexionó Crimea. Puede dar la sensación de que desde entonces Rusia se ha estado preparando para intentar resistir a este aislamiento.

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A todo lo anterior hay que sumarle la caída acumulada de más del 20% del rublo contra el dólar en los últimos cinco días. Especialmente después de que EEUU y sus socios europeos hayan bloqueado al banco central de Rusia el uso de sus enormes reservas de divisas, casi el 60% de las cuales están compuestas por el euro, el dólar estadounidense y la libra esterlina, explican desde Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas. Esto supone de facto que quedan inmovilizados los activos rusos en todo el mundo. Se estima que hay 630.000 millones de dólares en reservas rusas a las que ya no podrá acceder Putin para venderlas y fortalecer el rublo. Mientras, los ciudadanos rusos se agolpan en cajeros y bancos para retirar efectivo y buscar vías para conservar su poder adquisitivo (compra de oro, cambio de divisas...).

Desde Ebury dudan de que la desesperada subida del tipo de interés de referencia hasta el 20%, desde el 9,5% decidida el lunes cuando el rublo se dejaba un 30% con el dólar vaya a impedir que la divisa rusa siga perdiendo terreno. También se duda del efecto de las otras medidas tomadas: la administración rusa también ha establecido por ley que los exportadores rusos deben vender el 80% de sus ingresos en divisas. Por último, Putin ha ordenado la prohibición de que los ciudadanos rusos compren divisas al igual que se veta la transferencia de las mismas al extranjero.

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"Antes de la invasión, manteníamos una opinión alcista sobre el rublo ruso, en gran parte debido a las amplias reservas de divisas del Banco de Rusia, que disuaden de los ataques especulativos y permiten intervenir en el mercado para revertir cualquier depreciación no deseada. La incapacidad del banco central para utilizar un gran porcentaje de sus reservas supone un riesgo importante para la estabilidad financiera. Ya hemos visto a rusos acudir en masa a retirar dinero en efectivo, en una clara señal de advertencia de que puede estar en marcha una estampida bancaria", advierte desde esta casa de análisis.

Por otro lado, desde Ebury apuestan a que "los índices bursátiles rusos sigan bajando y que el rublo se depreciará aún más, lo que provocará un aumento de los precios de los productos importados y dificultará el pago de la deuda externa. También vemos un golpe sin precedentes a las exportaciones rusas, que representan alrededor del 30% del PIB del país. Lo más probable es que Rusia sufra una profunda recesión en los próximos meses, y será difícil que el país crezca en absoluto en 2022, tal y como están las cosas", señala Ebury. El IIF (Instituto de Finanzas Internacionales) advierte que es probable que Rusia incumpla su deuda externa y de que el país se enfrenta a caídas del PIB de dos dígitos este año.

Este de la moneda rusa podría añadir hasta cinco puntos porcentuales a la inflación, alerta Sergey Alekashenko, que fue un alto funcionario del banco central ruso a finales de la década de 1990, al Wall Street Journal. La inflación rusa ya subió al 8,7% en enero, más del doble del objetivo del banco central del 4%.

Otro gran peso que arrastrará Rusia es la decisión conjunta de EEUU, la UE, Reino Unido y Canadá de que un número concreto y específico de bancos rusos será eliminado del sistema de pagos internacionales SWIFT, aunque estos bancos aún no han sido identificados formalmente. La exclusión de bancos rusos del sistema de pagos interbancarios SWIFT pone a Rusia en la tesitura de convencer a sus escasos aliados de utilizar su sistema patrio, el SPFS (Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros), o de echarse en brazos de China y su sistema CIPS (Sistema Internacional de Pagos de China). Aunque algunos bancos rusos ya colaboran con este sistema desde 2019, este aún ofrece un porcentaje casi marginal de uso y dependería de un importante impulso del yuan digital para afectar a EEUU y al dólar. Asimismo, esta vía arrojaría una creciente dependencia rusa de Pekín.

El bitcoin y la blockchain

Todo lo anterior tendrá un beneficiado o beneficiados: la blockchain y el bitcoin. Las duras restricciones monetarias decretadas por Moscú abocan a su ciudadanía al uso de criptomonedas. En la noche del lunes el bitcoin repuntaba de golpe y pasaba en pocos minutos de situarse por debajo de los 42.000 dólares a rebasar los 44.000. En la misma y breve franja de tiempo, el ether, segunda mayor criptodivisa, pasaba de 2.800 dólares a rozar los 3.000. El motivo aparente era la decisión de Putin de prohibir a sus ciudadanos transferir divisas al extranjero.

Rusia tiene ahí el recurso de las criptomonedas para sortear las sanciones occidentales. El ejemplo se lo da la propia Ucrania. Nada más decretarse las primeras restricciones monetarias por parte de Kiev tras la agresión rusa, sus ciudadanos se volcaron sobre las criptomonedas. Prueba de ello fue el ingente comercio en algunas plataformas en torno a la stablecoin Tether, vinculada al precio del dólar.

"Los aliados occidentales están imponiendo sanciones y restricciones más duras a los bancos rusos y eso está reforzando el argumento de los productos blockchain que competirán con la red SWIFT. El bitcoin y todas las principales altcoins están subiendo, ya que los inversores se dan cuenta de la probabilidad de que haya inversiones masivas en DeFi tras la última ronda de sanciones rusas", constata Ed Moya, analista sénior de Oanda.

"El banco central ruso tendrá dificultades para encontrar contrapartes si interviene para apoyar el rublo, a menos que venda billetes de dólar en las esquinas. El comercio se ha visto afectado por las preocupaciones en torno al sistema de pagos (aunque el mayor socio de Rusia, China, dijo que espera comerciar con normalidad). Los precios de las criptomonedas subieron cuando se prohibió a los rusos mover dinero al extranjero: el claro papel de las criptomonedas como sistema de pago ilegal puede acelerar la regulación", sintetiza en su comentario diario Paul Donovan, estratega de UBS GWM.

Pese a todo, esta será solo una vía de escape limitada. Rusia pagará las consecuencias de largo plazo de se una economía aislada. Los mayores costes de financiación reducirán la inversión nacional y lastrarán el consumo. Por otro lado, la ausencia de inversión internacional, tanto directa como en cartera o de otros tipos, golpeará de lleno la productividad y el crecimiento potencial de la economía rusa, puesto que este tipo de inversión suele venir aparejada de la transmisión de conocimientos y tecnología.

¿Habrá 'contagio' como en 1998?

¿Cómo puede afectar todo esto al resto del mundo? La Eurozona será la economía más dañada después de la rusa, aunque el impacto debería ser limitado y acotado. "Los canales por los cuales el creciente conflicto con Rusia impacta en los mercados globales son limitados, sobre todo en comparación con la crisis financiera rusa de 1998, la última vez que Rusia generó un gran impacto en los mercados globales", explica en un comentario Ben Laidler, de eToro.

"Rusia en 1998 sufrió el mayor impago de la deuda soberana del mundo y una gran devaluación de su moneda. Los precios del petróleo y sus reservas de divisas estaban muy bajas. La crisis financiera asiática ya estaba en su apogeo. La economía rusa era más relevante y los bancos globales estaban significativamente expuestos", explica el experto. Hay que tener en cuenta que ahora mismo Rusia supone aproximadamente un 3% del PIB mundial, igual que el Estado de California.

Fuera de Rusia y Ucrania, Ebury espera que el mayor golpe lo sufran los países que más dependen de las exportaciones de energía y materias primas de Rusia. "Consideramos que las economías de Europa Central y del Este son las que corren más riesgo. Entre los principales países que dependen poco del comercio ruso, el riesgo más importante para el crecimiento lo vemos en el empeoramiento de la confianza de las empresas y los consumidores", explica Ebury en un informe especial sobre las consecuencias económicas de las sanciones. (El Economista)

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