Medio Ambiente: en el 2021 fueron un 29% más que el año anterior las millonarias pérdidas económicas que generan las catástrofes vinculadas a la crisis climática
La mayor parte de los daños tienen que ver con inundaciones y tormentas severas. El 75% de los daños que se generaron el año pasado no estaban cubiertos por las pólizas de seguros.
Provinciales10 de abril de 2022RedacciónLas catástrofes ambientales ligadas a la crisis climática generaron en 2021 pérdidas económicas por un valor de 270.000 millones de dólares en todo el mundo y unas pérdidas aseguradas valoradas en 110.000 millones de dólares, según los últimos datos del gigante de las reaseguradoras Swiss Re.
Los datos de la compañía, uno de los mayores proveedores de reaseguros del mundo, revelan que el 75% de los riesgos vinculados a daños generados por inundaciones no están cubiertos por las compañías de seguros. Todo ello en un contexto en el que cada año se incrementan las pérdidas económicas ligadas a este tipo de catástrofes –y a otras vinculadas a la crisis climática–, en tanto que en la última década se ha experimentado un aumento anual de las pérdidas económicas de entre entre el cinco y el siete por ciento.
El 75% de los riesgos vinculados a daños generados por inundaciones no están cubiertos por las pólizas de seguros.
La mayor parte de los daños causados tienen que ver con ciclones tropicales, el 33%, y con inundaciones, 31%. No obstante, aparecen otros causantes de daños como los incendios forestales que generaron más de 4.000 millones de dólares en pérdidas o las tormentas de frío europeas, las cuales dejaron 40.000 millones de dólares en daños, de los que sólo 13.000 estaban cubiertos por las pólizas de seguros.
En líneas generales, 2021 ha dejado un incremento del 29% de los daños generados respecto a 2020, superando el promedio de la última década (226.000 millones). La recopilación de datos del instituto Swiss Re cita directamente algunos casos concretos como las lluvias torrenciales que azotaron el centro de Europa en julio o las inundaciones de Australia y detalla que el impacto de estos fenómenos va más allá de lo económico, en tanto que 2.300 personas perdieron la vida en el último año por esta causa, siendo el segundo fenómeno más mortal después de los terremotos, que no tienen vínculo con la crisis climática.
Las pérdidas por las inundaciones seguirán aumentando, según las previsiones de Swiss Re, pero los daños económicos no se vinculan sólo con la crisis climática. El desarrollo urbano añade a la ecuación riesgos importantes. "Con el tiempo, la población y el crecimiento económico han aumentado el valor de los activos en riesgo. Con ese crecimiento ha venido una urbanización que ha cambiado la naturaleza física de la tierra y sus usos", expone el informe. De este modo, se han concentrado en espacios reducidos activos humanos y económicos que potencian el impacto de una catástrofe natural.
El desarrollo urbano exacerba los daños generados por las inundaciones.
El desarrollo urbano es un factor de riesgo importante en ciudades que históricamente han crecido en los márgenes de los ríos. Las tormentas y episodios de lluvias torrenciales, cada vez más recurrentes, favorecen el incremento de los caudales y con ello el destrozo de infraestructuras y viviendas que fueron construidas en áreas naturales de inundación. Además, el denominado "sellado del suelo", el asfaltado del terreno, impide la absorción de las lluvias y favorece las riadas artificiales.
Esta combinación, la de la construcción en zonas de rivera y el incremento de los fenómenos extremos, fue la que desencadenó el trágico episodio de Europa central en el verano de 2021, con cerca de 200 muertos en Alemania otros 40 en Bélgica. Esta problemática afecta también a determinadas zonas de costa. En España, por ejemplo, el 40% de los municipios del litoral han construido sobre zonas cercanas al mar donde se asientan las denominadas balsas de inundación, según los datos del Observatorio de la Sostenibilidad.
La tendencia, con más construcciones y una subida global de temperaturas que favorece la aparición de fenómenos extremos, dibuja un escenario desolador desde el plano económico, tal y como advierte la publicación de la reaseguradora suiza.