Allanaron una “escuela de yoga” en Buenos Aires donde funcionaba una secta: abusaban de sus integrantes

Gracias al testimonio de Pablo Salum, quien fue el principal denunciante, se logró el desbaratamiento de una secta que tenía su centro de operaciones en el barrio porteño de Villa Crespo. Relató que fue el primer niño víctima de la organización, y contó los abusos que sufrió durante los años en que estuvo captado.

El sábado se dió a conocer una impactante noticia, luego de diecinueve allanamientos y cincuenta detenidos en la Ciudad de Buenos Aires, cuando miembros del Departamento Trata de Personas de la Policía Federal desbarataron una banda acusada de dedicarse a la captación de personas para someterlas a la explotación sexual y laboral, bajo la fachada de una escuela de yoga que funcionaba como secta.  

La causa pudo llevarse adelante gracias al testimonio del principal denunciante, Pablo Salum, quien relató que fue el primer niño captado por la secta cuando tenía 8 años. El denunciante mencionó que “la primera reunión que fuimos éramos 4 personas, yo fui el primero niño en ser captado. Luego fue creciendo rápidamente y éramos más de mil personas”.

En su relato contó que en principio la organización se presentaba como una escuela de filosofía, predicadora de la “cultura New Age”, que ofrecía clases de yoga. Allí concurrió su madre, debido a que presentaba un problema de salud. Mencionó que el lugar fue creciendo y “cada vez empezó a tener más adeptos, entonces la captación y el sometimiento fue empeorando. Pasé de tener una familia hermosa a no tener nada. Nos dejaron totalmente destruidos”, lamentó. 

También describió situaciones de espanto: “Los nenes era obligados a tener relaciones sexuales con adultos y con sus propios padres”, aseguró.

Algunos de los materiales secuestrados en los allanamientos en la “escuela de yoga”.

Pablo fue el primero en escapar y denunciar lo que sucedía en esta secta “Escuela de Yoga”, presentando las primeras denuncias entre 1991 y 1992, pero en aquel entonces “quedaron en la nada”.

Aunque tenía base en la Argentina, esta secta contaba con sedes en el extranjero y el principal delito que le imputa la justicia es la trata de personas con reducción a la servidumbre mediante la coerción.

“Estoy muy mal, estoy conmovido, son más de 30 años de lucha y tomé la decisión de hablar porque veo ciertos medios allegados a la organización que la defienden. Ellos tienen a mi familia y no me dejan otra opción que salir a hablar”, afirmó el joven.

Contando sobre cómo ingresó a la secta, comentó que fue por el lado de su madre “ella tenía un problema de salud y fue a diversos médicos y no le encontraban el problema, por lo cual comenzó a ser captada por distintos gurúes, entre ellos Juan Percowicz, un contador público que se había convertido en un gurú de filosofía yoga del cuarto camino”. “En ese momento fuimos la tercera y cuarta persona en ingresar a la organización y fui el primer niño en ser captado a los 8 años”, añadió.

Actualmente Pablo es activista en favor de los Derechos Humanos y dirige la organización “Librementes: Lucha contra las organizaciones coercitivas”. Fue el impulsor de la ley anti sectas en Argentina y trabaja activamente denunciando y concientizando respecto al tema. 

El operativo denominado “Secta Sociedad Anónima”, descubrió la acción delictiva cuando se investigaba a la empresa BA Group, junto a personal de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex).

En los procedimientos, los efectivos incautaron cerca de 500.000 dólares, una camioneta Ford Bronco, 30 monedas de plata, juguetes sexuales, videos pornográficos, computadoras y ordenadores portátiles, celulares, historias clínicas, títulos de propiedad y documentación de interés para la causa.

Asimismo, la justicia emitió 24 órdenes de detención, de las cuales se concretaron 19, por lo que continuaban las investigaciones para ubicar a los buscados.