¿Sabías que en Misiones funcionó la primera imprenta de Sudamérica?
Provinciales12 de noviembre de 2024Redacción RMMLa primera imprenta en el Cono Sur fue instalada por Jesuitas en Misiones, y su rol fue clave en la evangelización, producción de conocimiento y resistencia cultural en el siglo XVIII.
La investigación de Marcelo León, Licenciado en Comunicación Social y especialista en Comunicación y Juventudes, revela detalles poco conocidos sobre la imprenta de las Reducciones Jesuíticas, que fue la primera en su tipo en América del Sur. Su proyecto, vinculado al Eje Cultura y Comunicación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM, busca desentrañar la historia de esta imprenta, un esfuerzo innovador de los misioneros para producir libros a pesar de la falta de apoyo de la corona española. Es un proyecto de investigación que se adentró en este tema impulsado por las historias locales y registros históricos.
La imprenta, instalada en la Reducción de Loreto, ubicada en nuestra provincia, en el año 1700, marcó un hito en la historia regional. “Fue la primera en el Cono Sur y en el área platense”, aseguró León, ya que este equipamiento fue fabricado con materiales locales como madera y metales, en un contexto de recursos limitados. La imprenta de Loreto fue una verdadera rareza, ya que llegó mucho antes que la primera imprenta oficial en Buenos Aires en 1760 y en Córdoba en 1780, ambas importadas de Europa. “La primera que se hizo acá en la región, realizada con los instrumentos que había a mano, casi 60 y 80 años antes de que lleguen las primeras imprentas oficiales”, enfatizó.
Un ejemplo pionero en el continente
Lejos de la aprobación oficial, los jesuitas y sus colaboradores guaraníes comenzaron a producir libros que cumplían una función evangelizadora. “Fue una gesta revolucionaria porque ellos, viniendo de Europa, hicieron caso omiso y aún así imprimieron una cantidad de libros”, expresa León. Sin el permiso real que exigía la Ley de Indias, la producción jesuítica se desarrolló de manera clandestina, ya que evadió la censura de la corona que buscaba controlar la difusión de ideas. Los libros, escritos en guaraní, español y latín, alcanzaron los cinco mil ejemplares en algunos asentamientos como Candelaria, y otros cientos en Santa María, Corpus Christi y San Javier.
Uno de los logros más sobresalientes fue la inclusión activa de los indígenas en el proceso. “No solo participaron en la construcción de la imprenta, sino que también fueron traductores, escritores, productores e ilustradores”, indicó el comunicador social. Además, destacó el caso de Nicolás Yapuguay, considerado uno de los primeros autores nativos de la región. Entre los libros producidos, uno de los más valiosos, el incunable de Yapuguay, se encuentra preservado en el Fondo Antiguo de la Compañía de Jesús de Buenos Aires.
El trabajo de León también da cuenta de debates de varios años en círculos académicos, como la cantidad de imprentas y su distribución en las distintas reducciones. No obstante, aseguró que “se llegó a la conclusión de que había solamente una imprenta, que se trasladaba de un lugar a otro”. Es decir se usaba de manera itinerante entre las reducciones de la zona.
El paradero de la primera imprenta
A pesar de todo la producción de la imprenta cesó en 1727, sin que aún se sepa con certeza por qué. Aunque, el investigador mencionó que posiblemente la causa fue la falta de permisos, lo que volvía ilegal la actividad tipográfica en la región. “No contaba con una licencia real. Los libros tenían que tener el sello real para que sean válidos; esto era también para controlar que no se hable mal del reinado”, explicó.
Documentos históricos señalan que se ordenó rastrear la máquina y encontró una imprenta deteriorada en Santa María la Mayor. “Tal vez las tipografías de plomo fueron fundidas de nuevo para parchar ollas y platos”, comentó el investigador. En 2010, el Gobierno de Misiones pidió al Cabildo de Buenos Aires trasladar una antigua imprenta que podría haberse usado en la región, aunque no hallaron pruebas concluyentes de que hubiera pertenecido a las reducciones.
A pesar de los retos en torno a la falta de registros claros, León mantiene la esperanza de que nuevos documentos arrojen luz sobre el destino final de la imprenta. Por ultimo, expresó que “siempre está la posibilidad de que se encuentre algún documento nuevo y se explore esto con mas detalle, que se sepa dónde fue el camino y dónde terminó realmente la imprenta”.