La vacuna contra el chikungunya, cada vez más cercana

Salud 17 de junio de 2023 Redacción RMM Redacción RMM

La inyección de Valneva contra la enfermedad, elaborada a partir de una forma debilitada del virus y administrada en una sola dosis. Los investigadores afirmaron que el ensayo, en el que participaron 4.115 adultos sanos de todo EE.UU., no planteó ningún problema. El 99% mostró niveles de anticuerpos considerados protectores contra el virus 28 días después de la vacunación.

Peter-Steffen-dpa

Una vacuna contra el chikungunya -infección transmitida por mosquitos con síntomas similares a los del dengue y el Zika– podría estar por fin en el horizonte, tras publicarse el lunes en la revista The Lancet los prometedores resultados de un ensayo en fase avanzada, clave para hacer frente a la emergente amenaza sanitaria mundial a medida que el cambio climático crea condiciones cada vez más idóneas para que el virus se propague de forma explosiva.

La inyección de Valneva contra la chikungunya, elaborada a partir de una forma debilitada del virus y administrada en una sola dosis, fue segura, bien tolerada y provocó una respuesta inmunitaria que indica protección contra la enfermedad, según el ensayo clínico de la empresa en fase avanzada publicado en la revista médica revisada por expertos.

Los investigadores afirmaron que el ensayo -en el que participaron 4.115 adultos sanos de todo EE.UU., 3.082 de los cuales recibieron la vacuna- no planteó ningún problema de seguridad sobre la inyección, y Juan Carlos Jaramillo, director médico de Valneva, dijo que una junta independiente que evaluó los datos del ensayo y las reacciones adversas notificadas posteriormente llegó a la misma conclusión.

Entre los efectos secundarios comunes comunicados en el ensayo se encontraban dolores de cabeza, fatiga, dolores musculares y articulares y dolor en el lugar de la inyección, que eran constantes en los distintos grupos de edad. Como el estudio se realizó en Estados Unidos, una región donde el chikungunya no es endémico, los investigadores midieron la respuesta del sistema inmunitario para comprobar si la vacuna protege contra la enfermedad causada por la infección con el virus.

Resultados alentadores
Las respuestas inmunitarias -analizadas en 362 participantes, 266 de los cuales recibieron la vacuna- fueron fuertes, dijeron los investigadores, y el 99% mostró niveles de anticuerpos considerados protectores contra el virus 28 días después de la vacunación.

Aunque los niveles de anticuerpos -que eran similares para los sujetos jóvenes y mayores- descendieron después de la marca de los 28 días, los investigadores afirmaron que la protección persistió para el 96% de los receptores de la vacuna seis meses después de recibir la inyección.

Debido a la duración del ensayo, los investigadores no pudieron evaluar la protección proporcionada por la vacuna durante periodos superiores a seis meses, y afirmaron que ya está en marcha un estudio de seguimiento para comprobar las respuestas inmunitarias durante cinco años. Además, explicaron que los resultados obtenidos al cabo de un año son alentadores.

Lo que aún no se sabe
Como el estudio se realizó en EE.UU., la protección contra el chikungunya se dedujo de la respuesta inmunitaria provocada por la vacuna. Aunque los niveles de anticuerpos predicen la protección contra enfermedades graves -los anticuerpos son proteínas que pueden bloquear la entrada de los virus en las células-, sólo son un aspecto del sistema inmunitario y tienen una duración relativamente corta, por lo que sólo ofrecen una visión parcial del valor potencial de una vacuna.

Serán necesarios estudios en zonas donde el chikungunya es endémico -se propaga de forma natural y está presente constantemente- para verificar y ampliar los resultados del ensayo y ver cómo funciona en el mundo real. 

Factores importantes que los investigadores están considerando son su impacto en niños y adolescentes -hay un ensayo en marcha en Brasil- y si la exposición existente o posterior al virus alterará significativamente las respuestas a la vacuna. Kathryn Stephenson, investigadora del Centro de Virología e Investigación de Vacunas del Centro Médico Beth Israel Deaconess, que no participó en el estudio, afirmó que los estudios de eficacia “en el mundo real en el contexto de brotes reales” también serán cruciales para confirmar el valor de la vacuna.

Síntomas del chikungunya 
El nombre chikungunya procede de la lengua kimakonde, que significa “contorsionarse” o “lo que se dobla hacia arriba”, en referencia a la postura encorvada o contorsionada de los infectados por el virus debido al fuerte dolor articular que puede causar. Además del dolor articular -potencialmente debilitante y que puede durar semanas, meses o incluso años y convertirse en artritis crónica-, los síntomas del chikungunya incluyen fatiga, dolores de cabeza y náuseas, y la infección se confunde a menudo con el dengue y el Zika, que tienen perfiles sintomáticos similares.

Aunque la enfermedad grave y la muerte por chikungunya son raras -los niños y las personas mayores son los que corren mayor riesgo-, el virus puede causar importantes problemas de salud en las regiones donde circula, dijo a Forbes Aslam Khan, profesor clínico adjunto de enfermedades infecciosas pediátricas y miembro de la facultad de salud global de la Universidad de Stanford. Tampoco existen tratamientos dirigidos directamente contra el virus ni vacunas aprobadas.

Valneva, que hasta hace poco competía por la primacía con Merck, está potencialmente en la cola para ser la primera y su vacuna está siendo revisada por la Administración de Alimentos y Medicamentos y la autoridad sanitaria de Canadá.

El chikungunya lo propagan los mosquitos Aedes, que suelen encontrarse en las regiones tropicales más cálidas del mundo y son responsables de la propagación de otros virus, como el dengue, el Zika y la fiebre amarilla. Este año se han producido múltiples brotes de chikungunya en diversas partes del mundo, incluidas zonas de América y Asia. Diversas autoridades sanitarias y expertos lo han identificado como una amenaza emergente para la salud mundial.

Fuente: Forbes

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